Información extraída del Diario El Comercio de Gijón
Amelia Carro, en la consulta de Cardiología de Jove. / P. CITOULA
«El riesgo de sufrir un infarto no está en los genes sino en las neveras»
- «Un 20% de los niños no hace ejercicio físico y eso es grave porque se convertirán en adultos con problemas coronarios»
- Amelia Carro Cardióloga en el Hospital de Jove, miembro del Grupo Europeo de Cardiología Deportiva y premio Doctoralia
Amelia Carro (Candás, 1981), cardióloga del Hospital de Jove especializada en cardiología y deporte, acaba de recibir por segunda vez el ‘Travel Grant Winner’ por su labor editorial en el grupo de Investigación del Hospital de St George’s, de Londres. Carro colabora con esta institución inglesa desde 2010, tras trabajar allí un año. También forma parte del grupo de médicos asturianos recientemente reconocidos con los premios Doctoralia Awards 2015, donde fue elegida como la segunda mejor cardióloga del país e integra el comité deportivo que organiza cada año la maratón de Londres.
Empecemos por la muerte súbita de la que cada vez se conocen más casos. ¿Es un trastorno en aumento?
La muerte súbita es un tema vinculado principalmente a quienes nacen con una cardiopatía congénita. Son personas que tienen el umbral de riesgo coronario algo más bajo que el resto de la población general. Sufren una suerte de desequilibrio entre lo que su corazón puede aguantar y el esfuerzo al que lo someten.
«Nos acordamos tarde de nuestro corazón. Es como el que llega a presidente sin saber inglés» «Hay personas ‘enganchadas’ a los entrenamientos y eso no es bueno»
¿Se puede tratar?
Sí. De hecho, es como una patología más, el problema es que muchas veces los afectados no le dan la importancia que realmente tiene.
¿Suele darse más en deportistas?
No, lo que ocurre es que son las personas que hacen deporte las que someten a su corazón a un esfuerzo mayor, de ahí que muchos casos de muerte súbita se den en este sector. También ocurre en situaciones de sobre entrenamiento, de las que vemos cada vez más casos.
¿Lo dice por las modas del running o el gym?
Lo digo porque estamos teniendo cada vez más casos de personas ‘enganchadas’ a los entrenamientos. Como profesional de la medicina estoy a favor del deporte y de evitar el sedentarismo, pero entrenar en demasía sino se trata de deportistas de élite no es bueno para el corazón.
¿Por ejemplo?
Hay personas a las que veo salir a correr a las siete de la mañana, que a lo mejor no han descansado bien y que luego de hacer esa especie de maratón afrontan una jornada laboral de muchas horas y mucha tensión. Esa combinación no es buena.
Pero el deporte, ¿no es bueno para la salud?
Es bueno si se hace de forma moderada y adaptada a cada persona. El problema es que muchas veces llegamos algo tarde a eso de cuidarnos. Nos acordamos de nuestro corazón cuando nos da un susto a los 40 ó 50 años. Es como el que llega a presidente del gobierno y se da cuenta de que no sabe inglés, no es momento de estudiar idiomas cuando ya se es presidente, eso había que hacerlo antes.
O sea, que llegamos tarde e infartados a consultas como la suya.
Algo así. La gente, en general, sigue sin saber comer de manera saludable y eso acaba afectando de forma negativa a nuestros corazones.
¿De qué abusamos?
De la sal, de las malas comidas, de las grasas… Esas son cosas que se aprenden muy bien de pequeños, por eso es importante introducir todas estos temas en los colegios. Porque el riesgo de sufrir un infarto no está en los genes sino en las neveras. Está relacionado en gran medida con el estilo de vida.
¿Y dónde queda lo de fumar, la tensión alta y el colesterol?
Forman parte de un todo. Son todos factores que actúan como agresores del corazón y entre los que agregaría tanto el estrés físico como psíquico, así como el sedentarismo y la obesidad. Pero yo no le puedo decir a una persona que se acaba de divorciar o que está en paro que deje de fumar o que empiece a llevar un régimen de comidas porque seguramente no me hará ni caso. Es un error encasillar a los pacientes porque cada persona tiene unas circunstancias diferentes.
¿Y qué hay que hacer?
Hablar con ese paciente para saber porqué ha llegado a esa situación. A lo mejor es por fumar y comer mal, pero posiblemente concurran otras causas. Los médicos tenemos que oír más e informar mejor. A mí me gusta explicarles hasta el informe de alta, que muchas veces ni llegan a entender o, siquiera, a leer.
Ah, ¿sí?
Si. Hicimos una encuesta y detectamos que hasta un 30% de los pacientes infartados se iban de alta sin haber leído el informe. Luego, de los que decían que lo habían leído, en seis de cada diez ocasiones no llegaban a entenderlo. Si un paciente se va del hospital sin entender lo que se le prescribe, mal va a poder cumplir con las recomendaciones.
Decía que es bueno hacer deporte, ¿cuánto y de qué tipo?
Si una persona no está acostumbrada a hacer ejercicio tiene que empezar poco a poco y siempre haciéndose un reconocimiento médico previo. Italia es el único país donde desde 1981 es obligatorio hacerse un chequeo para participar en una competición deportiva y es el único sitio donde la muerte súbita descendió.
O sea, que eso de empezar a correr de hoy para mañana, ¿malo?
Es mejor ir de a poco. Solemos aconsejar que se inicien con caminatas con cierta intensidad y con ropa y calzado adecuados. Recomendamos 5.000 pasos al día o bien 150 minutos a la semana o 30 a 45 minutos al día tres o cinco jornadas a la semana.
¿Cómo especialista del corazón, qué es lo que más le preocupa?
El aumento de infartos en gente muy joven, hablo de personas de 30 años, y también la elevada obesidad infantil. El 20% de los niños no hace ejercicio físico y esos serán adultos con problemas coronarios, seguro