Un estudio norteamericano, dirigido por la doctora Nora Volkow del «Instituto Nacional de la salud» publicado en THE JOURNAL OF THE AMERICAN MEDICAL ASSOCIATION ha manifestado, tras comprobarse con tomografías (PET) que en la zona del cerebro más cercana a la oreja en la que se apoya el teléfono móvil, cuando hablamos o recibimos una llamada, aumenta el consumo de glucosa y la intensidad de los campos magnéticos.
Tras inyectar en los voluntarios del experimento, fluorodesoxiglucosa, para medir el metabolismo cerebral de la glucosa y colocarles un móvil encendido en cada oreja, durante varios minutos a lo largo de un año, las tomografías, constataron que la actividad cerebral de la corteza orbifrontal y del lóbulo temporal, (zonas más cercanas a la antena) aumentaba considerablemente. Y que ese aumento, era proporcional a la cantidad de radiación recibida. Concluyendo, que las radiofrecuencias de los teléfonos celulares, alteran el cerebro humano.